miércoles, 13 de febrero de 2013
Estrangularon a Prim estando moribundo
Aquel día, la policía dejó sin vigilancia el trayecto habitual que recorría Prim entre el Congreso y el Palacio de Buenavista –donde residía-, que habitualmente solía discurrir por la calle del Turco. A pesar de ello, los asesinos se repartieron en tres grupos para cubrir también otras posibilidades; que Prim se desplazara por la calle Barquillo, o que cambiara de plan y recorriera la calle Cedaceros para asistir a la cena de la logia masónica en la fonda Las Cuatro Estaciones de la calle Arenal, donde se celebraba el San Juan de Invierno, uno de los días claves del año masónico. Los tres grupos disponían de coches para cortar el paso del general y mercenarios armados con trabucos.
Fue el crimen más caro de la historia de España. Se contrataron a todos los asesinos a sueldo disponibles y se les pagaron cifras estratosféricas. La confabulación para liquidar al general Prim implica directamente al entonces regente Serrano y al duque de Montpensier (…). El proceso se cerró en falso dejando en libertad incluso a los asesinos que habían confesado. Con el estudio minucioso de aquel sumario y los datos reveladores de la autopsia realizada al general, (…) la comisión de la Universidad Camilo José Cela (UCJC) da por cerrado el caso (…).
“El asesinato de Prim (1870) no es más que el resultado de una poderosa conspiración de quienes tenían el poder y se resistían a perderlo; Prim era un revolucionario que defendía una monarquía parlamentaria y dejaba el poder en manos de Amadeo de Saboya y una nueva corte, apartando así toda la casta que en esos momentos ostentaba el poder”, mantiene el criminólogo Francisco Pérez Abellán.
Al inspeccionar la levita y el levitón que llevaba Prim, se contaron nueve orificios de entrada sin salida a la altura del hombro, más otro en el codo y uno más en el dedo anular izquierdo (…). Así, el informe concluye que es prácticamente imposible que el general Prim sobreviviera tres días (como aseguró la versión oficial).
El estudio del sumario ha permitido encontrar la lista original con los doce presuntos asesinos de la calle del Turco y lo que cobraron: diez pesetas diarias, más un premio de cinco mil duros y la garantía de poder escapar. También que en la contratación, los criminales se identificaban con una contraseña que recuerda a la masonería (una tarjeta partida en dos triángulos) y que el crimen provocó un enfrentamiento mortal entre masones (…).
Que el crimen fue una confabulación a gran escala lo demuestra, según este informe, el hecho que el ministro de Gobernación, Sagasta, y el gobernador de Madrid, Rojo Arias, no tomaron medidas para proteger al presidente del Gobierno (Prim) e incluso facilitaron que no hubiera ronda de policía en los lugares por los que debía pasar la berlina de Prim, pese a que ya habían intentado matarle en otras dos ocasiones aquel mismo año.
Teniendo en cuenta la gravedad de las heridas, especialmente el trabucazo en el hombro, la comisión mantiene que fue imposible que Prim pudiera elaborar comunicado alguno, con lo que el Gobierno provisional, bajo el mando del regente Serrano, difundió notas con deliberado engaño sobre el verdadero estado de Prim, informando que el general había recibido heridas leves y se recuperaba sin complicaciones, cuando en realidad estaba muerto o casi.
El juicio no llegó a celebrarse, pero el caso queda explicado. (…) ¿Por qué no se celebró el juicio? La causa judicial se cerró en falso, liberando a todos los imputados, incluso a los asesinos que confesaron, cuando Alfonso XII, tras la Restauración Borbónica, decide casarse con su prima María de las Mercedes, hija del duque de Montpensier, principal instigador del asesinato de Prim.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario